miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 9

Las cosas aparentemente se tranquilizan y los chicos entran de lleno en su vida escolar. En un colegio dedicado a la política pasan cosas muy interesantes, y esas cosas tienen que ver con Lucas más de lo que él mismo sospecha.




Capítulo 9: El Juicio de Réplica

La noticia de la aventura de los chicos se difundió rápidamente por el Colegio. El principal promotor de ella era Fran, quien la contaba con lujo de detalles a quien le preguntara. Además el boca a boca fue agrandando la historia hasta proporciones épicas. También ayudó que, en el informativo diario de televideo de Nixia, se anunciara que había sido visto un ejemplar de ursus en el Parque de Tram, después de cincuenta años. La valentía con que había actuado Lucas era el tema de conversación favorito en los descansos escolares, con lo que muchos chicos empezaron a verlo con algo de simpatía. Incluso había algunos que lo saludaban cuando se cruzaban con él en los pasillos.
- Parece que todo se está arreglando con los demás chicos del Colegio – decía Jan. – Pronto todos te aceptarán y podremos estudiar tranquilos.
- Espero que así sea, – contestaba Lucas – aunque todavía presiento que algo raro pasa aquí.
El tiempo transcurrió tranquilamente y las cosas parecieron efectivamente arreglarse. El clima se hizo aún más frío y empezó la temporada de tormentas. Esto impedía cualquier actividad al aire libre. Pronto llegaron los exámenes del primer semestre. Los cuatro chicos se dedicaban a sus estudios, ayudados por sus nuevas amigas. Jan y Félix demostraban ser excelentes alumnos, mientras que Lucas no lo hacía mal, aunque se inclinaba a estudiar sólo las materias que le interesaban, como Astrografía, Ciencias e Historia Estelar. También tenía aptitudes para Cultura Física, que era la única en que Fran destacaba, y la única en que Félix tenía problemas. Estas clases las dictaba en el Gimnasium el profesor Gio Pichot, quien podría considerarse alto de estatura, tomando en cuenta que era nativo de Nixia. Unos tres meses luego del incidente en la caverna, Lucas, Jan, Fran y Félix estaban descansando luego de una clase especialmente intensa, en que habían tenido que correr por la nieve alrededor del edificio principal del Colegio, con control de tiempo.
- Todavía no entiendo por qué debemos tener clases de gimnasia – se quejó Félix, que aún no recuperaba completamente el aliento – si vinimos a prepararnos para cargos políticos, no para ser atletas profesionales.
- No reclames tanto – replicó Fran, que se encontraba fresco y estimulado por el ejercicio – tu cabeza no es lo único que debes ejercitar para dirigir un ministerio.
- Eso es cierto – acotó Jan. – Es como dicen en Eolia, Mente Sana en Cuerpo Sano, si no me equivoco. Además estos ejercicios, principalmente los de salto y de natación, están dirigidos a contrarrestar los efectos de la gravedad de Nixia, que hace más difícil el crecimiento.
- Yo he oído decir que a la comida se le agrega algún tipo de hormona de crecimiento, – acotó Félix – excepto para los nativos de Nixia, creo.
- ¿Y eso es legal? – preguntó Lucas.
- Sí, claro, – dijo Jan – siempre y cuando tus padres lo sepan. Lo de la hormona es cierto, y se les comunica a todos los padres antes del inicio de las clases, según me contó Rigo. De todas maneras, ante cualquier cosa así el Consejo Escolar se preocupa de cuidar los intereses de los estudiantes.
- ¿El Consejo Escolar? - preguntó Lucas - ¿Qué es eso?
- Es una directiva con representantes, que son elegidos por todos los estudiantes. - respondió Jan - Es totalmente independiente de la Dirección del Colegio. El presidente debe ser un alumno del quinto curso, y además hay seis consejeros que se cambian todos los años. De hecho las elecciones para este año serán dentro de dos semanas. Ayer se abrieron las inscripciones para los candidatos.
- Vaya, - dijo Fran – no sabía eso.
- Yo tampoco – dijo Lucas a su vez.
- Pues lo sabrían si se molestaran en leer el Boletín Estudiantil – respondió Jan.
- ¿Hay un Boletín Estudiantil? – preguntó Fran.
- Ustedes no tienen remedio – dijo Jan. En ese momento llegó Aída hasta donde estaban los chicos. Se acercó a ellos y los saludó.
- ¡Hola chicos! Se ven bastante cansados, ¿cómo estuvo su clase de Cultura Física?
- Estupenda, como siempre – respondió Fran. - ¿Dónde están tus amigas?
- Creo que en clases de Matemáticas – dijo Aída. – Y ustedes, ¿de qué estaban hablando?
- Les contaba a los chicos sobre las elecciones del Consejo Escolar – respondió Jan.
- Qué coincidencia – dijo Aída. – Apuesto a que no adivinan quién se postuló para el Consejo esta mañana.
- Nos rendimos, - dijo Lucas – cuéntanos.
- ¡Gracia! – respondió Aída con entusiasmo.
- ¿Gracia? - preguntó Fran con cara de sorpresa - No sabía que le interesara la política.
- A todos los que estudiamos aquí se supone que nos interesa la política; – dijo Jan – el asunto es que en el Consejo tendrá que hablar mucho sobre los asuntos de los estudiantes, y hablar no es la principal virtud de Gracia.
- Lo sé – dijo Aída. – Para Moira y para mí también fue una sorpresa, pero ya que lo hizo espero que ustedes la apoyen lo mismo que nosotras.
- ¡Por supuesto! – exclamaron los chicos.
Dos días después las inscripciones se cerraron. Los cuatro chicos se juntaron con sus amigas en el comedor para almorzar. Moira llegó en último lugar. Traía el Boletín Estudiantil de esa mañana y venía furiosa. Se sentó bruscamente en su silla y dijo:
- ¡Es increíble hasta dónde son capaces de llegar! ¡Este Colegio no tiene remedio!
- ¿Qué sucede? – preguntó Aída. Los demás esperaban su respuesta con mucha curiosidad.
- ¿No leyeron esto? – dijo Moira indicando el Boletín.
- Pues no – dijo Fran - ¿qué dice?
- Trae la lista de los candidatos para las elecciones del Consejo Escolar – respondió Moira, aún enojada. - ¿Saben lo que dice junto al nombre de Gracia? - no esperó a que le contestaran - Dice “objetada”. - Todos pusieron cara de sorpresa, excepto Gracia. Lucas preguntó:
- ¿Y eso qué significa?
- Que encontraron alguna razón para dejarla fuera de las elecciones – respondió Moira.
- ¿Dice cuál es esa razón? – preguntó Félix.
- No dice nada – respondió Moira – pero yo les diré cuáles la razón. Es porque es mujer. Este Colegio es una cuna de machistas. No me extraña que este Sistema Estelar esté gobernado como está. Sin ofender, Lucas.
- No te preocupes – dijo el chico.
Lucas miró a Gracia. Extrañamente parecía muy tranquila con la noticia. Lucas le preguntó directamente:
- ¿Y ahora qué piensas hacer?
Todos la miraron esperando su respuesta. Gracia se enderezó, carraspeó, y comenzó a hablar tranquilamente:
- Bueno, el reglamento del Consejo Escolar dice que cuando un candidato es objetado, ese candidato puede pedir que se realice un Juicio de Réplica. En él se pueden rebatir los argumentos de la objeción.
- ¿Y vas a pedir ese Juicio de Réplica? - preguntó Jan.
- Ya lo hice ayer - respondió Gracia.
- ¿Sabías que te iban a objetar? - preguntó Moira con sorpresa - Bueno, en realidad era esperable.
- ¿Cuándo se realizará el juicio? - preguntó Lucas.
- En cuanto designe mi representante - respondió Gracia.
- ¿Por qué necesitas uno? - volvió a preguntar Lucas.
- El reglamento lo dice. El candidato objetado no se puede defender él mismo porque está, obviamente, objetado.
- ¿Y quién será tu representante? - preguntó Lucas una vez más.
- Tú, Lucas - dijo finalmente la chica, con una sonrisa en la cara.
- ¿Yo? - Lucas quedó tan sorprendido como sus amigos con la respuesta de Gracia - ¿Por qué yo? Digo, gracias por la confianza pero… creo que debe haber otros más preparados para esto, alumnos de cursos superiores, quizás algún profesor, no lo sé.
- Sólo puede ser un alumno, – dijo Gracia – y creo nadie que no esté en esta mesa querría ayudarme. Estoy segura que lo harás bien.
- Disculpa Gracia – intervino Jan – pero creo que Lucas tiene razón. Quizás podamos convencer a algún alumno de cuarto o quinto para que te represente. Nosotros recién estamos conociendo el Colegio. Ninguno es realmente adecuado.
- Lo siento – dijo tranquilamente Gracia – pero no aceptaré a nadie más. Si Lucas no quiere aceptar entonces me retiraré de las elecciones y dejaré que ganen los prejuicios de este Colegio.
- ¡No puedes hacer eso! - exclamó Aída - ¡Sentaría un precedente! ¡Sería el fin de las posibilidades de que una mujer integrara el Consejo Escolar!
- Entonces es decisión de Lucas – concluyó Gracia.
Todos miraron a Lucas. Trató de replicar, pero no se le ocurrió qué decir. Después de unos instantes suspiró y dijo:
- Está bien, lo haré. Pero insisto que es un error.
- Gracias, – dijo Gracia – sabía que aceptarías. Ahora iré a inscribirte como mi representante. – la chica se levantó y salió alegremente del comedor.
- No te preocupes – dijo Aída a Lucas – todos te ayudaremos a preparar la réplica.
- Y te estaremos apoyando durante el juicio – dijo Jan.
- ¿Estarán ahí? – preguntó Lucas sorprendido.
- Por supuesto – contestó Jan. – El juicio es público. Todo el Colegio estará ahí.
- ¡Oh, no! – dijo Lucas, agarrándose la cabeza con las manos.
- No te lamentes – le dijo Fran, palmoteando su espalda – hay cosas peores que eso.
- Pues preferiría enfrentar al ursus otra vez – terminó Lucas.

Como representante de Gracia, Lucas tuvo que ir a enterarse de las razones por las que objetaron la candidatura de la chica. Para desazón del chico, el encargado del Comité de Elecciones del Consejo Escolar era ni más ni menos que Baldo Cruz. Después de una breve búsqueda, Lucas y Félix, quien se había ofrecido como asistente, lo encontraron saliendo de una clase de Leyes y Ética junto a su inseparable amigo Julius Fedorus. Lucas no estaba muy contento de tener que hablar con ellos, pero pensó que era mejor salir del trámite de una vez. Así que con paso resuelto se les acercó. Cuando Baldo lo vio venir por el pasillo susurró unas palabras al oído de Fedorus, quien salió caminando rápidamente por el lado contrario.
- Vaya, qué honor verlo aquí, Su Majestad – dijo sarcásticamente Baldo, cuando los dos chicos llegaron a su lado.
- Deja eso, – replicó Lucas, con tono molesto – no vine aquí buscando problemas. Estoy por el asunto de las elecciones. Voy a representar a Gracia Aaleia en el Juicio de Réplica.
- Sí, me llegó la noticia esta mañana, – dijo Baldo – cuando el comité se reunió para analizar la petición de juicio. Pobre chica, es una lástima que no le hayan aconsejado mejor, para encontrar un representante de más… experiencia.
Lucas se tuvo que guardar su réplica al insulto encubierto de Baldo, porque en el fondo opinaba igual que él.
- Lo que necesito es saber el motivo de la objeción. Según el reglamento del Consejo Escolar, todos los alumnos tienen el mismo derecho a postularse para consejeros, no importan las diferencias, ni el curso.
- ¿Por qué lo dices? ¿Acaso quieres postularte tú mismo?
- Nada de eso. Además ése no es el punto. Gracia tiene todas las aptitudes para representar a sus compañeros tan bien como cualquiera.
- Sé bien cuál es el punto. Y sobre eso, déjame decirte que no es tan así como dices. – En ése momento volvió Fedorus trayendo un visor de pantalla flexible, que le entregó a Baldo – Precisamente aquí tengo el Acta de Objeción que se levanto contra Aaleia. – Baldo se puso a leer el aparato - Se cita el artículo 5 de la sección de elecciones del reglamento del Consejo Escolar que dice que: “Todo aquel que desee postularse para consejero debe representar de la mejor manera la diversidad de intereses y necesidades de los alumnos de nuestro Colegio Protocolar. Es deber del Comité de Elecciones velar porque los postulantes representen el más amplio espectro de razas, nacionalidades y tendencias intelectuales de nuestra sociedad que sea posible.”
- ¿Y eso qué tiene que ver? – preguntó Lucas.
- Pues que tu amiga no representa a nadie. Ella ya está en segundo año y no pertenece a ningún grupo de estudio, ni a ningún taller de debate, ni a ningún semillero político, ni a ningún círculo diplomático, ni a ninguna selección deportiva ni a nada. No tiene más amigos que las otras dos chicas, ni habla en las sesiones abiertas del Consejo Escolar, ni siquiera como disidente. Nadie sabe nada de ella.
- Pero tiene muy buenas notas, en todas las materias – replicó Lucas. – Si se tomaran la molestia de conocerla se darían cuenta que es una chica excelente, con muchas ideas que pueden ser de gran utilidad en el Consejo Escolar.
- No vengas con eso. El hecho es que ella no participa de la vida de nuestro Colegio. Ella no tiene representatividad.
- Eso es un tecnicismo, y además muy subjetivo – ya Lucas se estaba exasperando. - A mí me parece más bien un abierto acto de discriminación.
- Pues la verdad yo no sé qué hace esa chica en nuestro Colegio – Baldo también subió el tono de su voz. - Debería haberse quedado en su casa aprendiendo a cocinar o algo así.
- Así que al fin aparece la verdadera razón de la discriminación. Pues siento mucho que al Comité no le guste que una mujer forme parte del Consejo, pero ella tiene todo el derecho a hacerlo.
- No estoy de acuerdo, pero ninguno de los dos saca nada con discutirlo en este momento. El Juicio de Réplica será mañana, allí podrás exponer tus argumentos y el Comité expondrá los suyos. Será el Consejo Escolar quien decida.
- Está bien – contestó Lucas, más calmado. - Necesito el texto completo de la objeción, para poder estudiarlo.
- Me encargué de enviarlo al terminal de datos de tu habitación hace unos momentos; de ahí podrás pasarlo a tu visor. Nos veremos mañana.
- Ahí estaré – dijo Lucas, retirándose. Cuando habían salido del pasillo, Félix dijo a Lucas:
- Estuviste muy bien con ese Baldo, lo pusiste en su lugar. No te había visto tan interesado en algo desde que nos conocimos. Quizás deberías considerar ser abogado, diplomático no, claro.
Pero lo único que estaba considerando Lucas en ese momento era cómo iba a rebatir los argumentos del Comité contra Gracia. No tenía idea qué camino tomar. Pensó que lo mejor era discutirlo con Gracia y con sus amigos. Probablemente Félix y Jan podrían ayudarlo mucho, y también podía hablar con Hugo, que siempre era muy razonable.

Lucas citó al grupo completo en la biblioteca, justo después del almuerzo, cuando no había muchos alumnos en ese sitio. Estaban sus compañeros Jan, Fran y Félix; también sus amigas Aída, Moira y por supuesto Gracia. Finalmente estaban Hugo, Rigo y Néstor. Juntaron tres mesas para conversar y lanzar ideas de la defensa de Gracia. Lucas leyó en voz alta el Acta de Objeción y luego relató su discusión con Baldo Cruz.
- Eso sólo confirma lo que yo pensaba – dijo Moira luego que Lucas terminara su relato - Estuviste muy bien al decirle a ése tal Cruz que era una injusticia. Pienso que ése es el argumento que debemos usar, que se trata sólo de una abierta y asquerosa discriminación.
- No estoy muy de acuerdo – replicó Hugo. – Podemos usar la discriminación para sembrar dudas sobre su posición, pero necesitamos otro argumento que contrarreste directamente el de ellos. Me refiero a que si ellos dicen que Gracia no es representativa, debemos demostrar que sí lo es.
- Pero eso podría ser muy subjetivo – dijo Felix.
- Sí – contestó Hugo – pero el argumento de ellos también lo es. Lo importante es que convenzamos al Consejo Escolar que Gracia representa a un gran número de alumnos de este Colegio.
- No quiero ser pesimista – intervino Rigo – pero la verdad es que nuestra amiga no es precisamente popular entre los alumnos. Estoy seguro que muchos ni siquiera saben que es alumna de este Colegio. Yo mismo no la conocía hasta hace poco. Disculpa la franqueza, Gracia. – La chica lo miró despreocupadamente, y sonrió como siempre.
- Precisamente ése puede ser un punto a explotar – dijo Félix. – Podemos decir que ella representa a todos los que no son populares, a los que estudian silenciosamente para aprobar sus cursos y luego salen a dejar bien puesto el nombre del Colegio en sus planetas.
- No es mala idea – intervino Aída. – Podemos mostrar los logros que Gracia tuvo en primer año, yo sé que son varios, y exponerlos como los logros que todos conseguimos y que no son publicitados como los de otros que tienen más contactos en la Dirección del Colegio o que simplemente son más vistosos.
- Me parece muy buen punto – dijo Lucas. – Trabajaremos en eso y veremos a dónde nos lleva. Primero necesito una lista completa de todas las actividades que se realizan en el Colegio que no aparecen en los destacados del Boletín Estudiantil. Ésa la podemos hacer entre todos, pero creo que los que son más antiguos pueden aportar más. Todos hagan su lista y entréguensela a… ¿Hugo, te puedes encargar?
- Claro, por supuesto – respondió Hugo.
- Bien. De ti, Gracia, necesito que hagas una recopilación completa de todas las actividades que has hecho en el Colegio desde que ingresaste. También tu información personal, dónde vives, cuáles son tus intereses. No omitas nada, todo es importante. Prácticamente necesito tu biografía completa de este último año y medio.
- Te la tendré al final del día – contestó Gracia. – Quiero aprovechar de agradecerte por lo que haces, Lucas, veo que no me equivoqué al escogerte. También quiero agradecerles a todos ustedes por apoyarlo. Estoy segura que ganaremos este juicio.
La voz dulce con que habló Gracia, acompañada de sus ojos profundamente azules les dio más ánimos a todos, que se retiraron de la biblioteca con la convicción de la victoria. Sin embargo y a pesar del entusiasmo que mostró en la reunión, Lucas no estaba tan seguro. Le pidió a Hugo que se quedara un rato con él en la biblioteca, y comenzó a exponerle sus temores:
- No estoy seguro de esto. Tengo la extraña sensación que aquí hay algo más de lo que dicen.
- ¿A qué te refieres? – preguntó Hugo, muy interesado.
- A que se están tomando muchas molestias sólo para dejar a una chica fuera de unas elecciones que probablemente no gane. Tienes que admitir que es cierto que no es para nada conocida entre los alumnos del Colegio.
- Sí, es cierto, yo también lo había pensado. Creo que no pensaron que ella recurriría al Juicio de Réplica, pues eso hará que se haga conocida. Yo, la verdad, estoy bastante optimista de obtener una victoria en este proceso, porque es algo que ellos no previeron. Sólo debes tener confianza en ti mismo, y encontrar el argumento adecuado. Es muy importante que pienses esto muy bien.
- Lo sé, lo sé. Sólo que no estoy seguro de cómo enfrentarlo. Espero que sea suficiente nuestro argumento. Si fallo, temo decepcionar a todos.
- No tengas miedo de eso; en primer lugar ninguno de nosotros querría estar en tu lugar. Si nuestro argumento no es suficiente, confío en que encontrarás uno mejor.
- Pero no es sólo eso lo que me preocupa. También temo que este juicio esté decidido de antemano. Probablemente los miembros del Consejo Escolar tengan los mismos prejuicios que el Comité.
- Pienso que no debes preocuparte por eso. El presidente del Consejo Escolar es Donai Elorret. Es un excelente alumno y una excelente persona. Nunca he escuchado de él alguna idea prejuiciosa ni nada parecido. Según sé, su madre es alcaldesa de un municipio de Pegaso, por lo que no puede estar en contra de las mujeres en cargos de importancia. Como todo nativo de su planeta, es de mente abierta. Además probablemente obtenga las Tres Medallas cuando egrese del Colegio a fin de año.
- ¿Las Tres Medallas? - preguntó Lucas - ¿Qué son?
- ¿Has oído hablar de las Cofradías? - preguntó a su vez Hugo.
- Sí, son tres. Sus símbolos están en una placa del comedor central. Se supone que son secretas.
- Exactamente. Bueno, las tres Cofradías fueron fundadas junto con el Colegio hace unos seiscientos años. Desde entonces esas Cofradías otorgan un premio llamado las Tres Medallas al alumno que tenga a lo largo de sus cinco años en el Colegio una notable entrega hacia sus compañeros y su comunidad, notas prácticamente perfectas en todos los cursos y un comportamiento intachable en todas sus actividades, tanto dentro como fuera del Colegio. Es lo que llaman las tres partes del espíritu del Colegio Protocolar: Valor, Sabiduría y Verdad. Es lo que representan los símbolos de las Cofradías. La última vez que se entregó ese premio fue hace casi treinta años, por lo que yo diría que Donai Elorret nos da garantías de un juicio justo. No debemos preocuparnos por eso.
Sin embargo, a Lucas el asunto de las Tres Medallas empezó a interesarle más que el juicio. No pudo evitar relacionarlas con la medalla que su madre le dio en su sueño.
- Pero dime – dijo a Hugo – esas Tres Medallas, ¿son en realidad tres medallas, es decir, de metal, talladas, con cadenas y todo?
- Esa es una pregunta curiosa – contestó Hugo – porque justamente es sólo el nombre. Lo que se entrega es un diploma de platino con la figura de los tres símbolos donde se acredita que se obtuvo el premio. Me parece que originalmente sí eran tres medallas de plata o un metal parecido, además se les daba todo un significado mágico, medio religioso, no estoy muy seguro. Creo que tenía que ver con el mundo de los sueños.
Esta última afirmación dejó perplejo a Lucas. ¿Sería posible que sus sueños tuvieran mayor relación con la realidad de lo que él pensaba? De pronto su única preocupación era averiguar lo más posible sobre esas Tres Medallas y las Cofradías. Supo que su idea de ingresar a una de ellas era correcta. Lo difícil era averiguar cómo hacerlo.
- Hugo, dime – preguntó Lucas - ¿Dónde puedo saber más de las Tres Medallas?
- No creo que las Tres medallas sean importantes en el caso de Gracia. Debemos concentrarnos en la argumentación que acordamos – respondió Hugo.
- Lo sé, pero por favor responde mi pregunta. Tengo mis motivos y créeme que son importantes.
- Supongo que habrá varios libros aquí en la biblioteca que hablen de eso. Pero si quieres información de primera mano y más completa deberías consultar el Acta de Fundación del Colegio Protocolar. Tengo entendido que ahí está explicada toda la simbología de las Cofradías, y además cuál es su origen.
- Bien, muchas gracias. Pediré ahora mismo una copia aquí en la biblioteca.
- Pues te irá mal con eso, porque aquí no tienen ningún ejemplar de esa Acta. Creo que nunca fue digitalizada.
- ¿Digitalizada? ¿Qué quieres decir con eso?
- Lo que sucede es que el Acta es un libro hecho en papel.
- ¿Papel? Pero tengo entendido que el papel no se ocupa en libros desde antes de que se colonizara el Sistema. ¿Cómo puede ser posible?
- No lo sé, pero seguro que es así. Sólo existe un ejemplar.
- ¿Y dónde está ese ejemplar?
- Está aquí en el Colegio, guardado en una vitrina del Salón de Honor. Pero no creo que te dejen revisarlo. Tiene seiscientos años y se guarda en un contenedor especial de conservación.
- Sí claro, - dijo Lucas, después de pensar un momento - tienes razón. Es mejor entonces que nos dediquemos al Juicio de Réplica.
- Es cierto, vamos.
Ambos salieron juntos de la biblioteca, pero Lucas no pudo sacarse de la cabeza que en esa Acta encontraría respuestas para todo lo que le estaba pasando.

El informe que Gracia le entregó durante la cena, si bien era muy completo, no parecía muy prometedor. La chica obtenía siempre los primeros lugares en las diferentes materias, pero no iba más allá. Sacaba el primer lugar en Lenguaje de su curso, pero no entraba a ningún taller literario; el primer lugar en Principios de Diplomacia, pero no pertenecía al Círculo Diplomático; era excelente en Astrografía, pero no participaba del grupo de Ciencias; superaba de manera impresionante a todos sus compañeros en Cultura Física, pero no realizaba ningún deporte complementario. Esto era inexplicable para Lucas.
- No entiendo – le decía a Gracia mientras leía – cómo es que no aprovechas todas tus aptitudes para aprender más en los talleres complementarios. Podrías ser la alumna más destacada de este Colegio.
- No me interesa ser conocida – respondió la chica – mi única intención en este Colegio es aprender lo que debo saber y luego poder aplicarlo cuando vuelva a mi planeta.
- No te interesa ser conocida – dijo Aída – pero de pronto quieres ser miembro del Consejo Escolar.
- Además no se trata sólo de reconocimiento – intervino Hugo. – Los talleres le pueden dar mayor profundidad a tus conocimientos, en lo que más te interesa. Además pertenecer a algunos de ellos te abre puertas en muchos ministerios del gobierno.
- Eso depende del planeta que estemos hablando – respondió Gracia.
- Bueno, pero eso no es lo importante – dijo Lucas. – Lo que tenemos que hacer es seleccionar lo más relevante y compararlo con la lista que recopiló Hugo. Me dedicaré a eso esta noche y mañana durante los descansos. Si alguien tiene alguna otra idea, por favor no se la guarde. Estamos contra el tiempo.

Los chicos terminaron de cenar y se dirigieron a sus habitaciones. Félix y Jan ayudaban a Lucas en los escritos, y Fran se encargaba de ordenar la información. No era demasiado trabajo, así que pronto terminaron. Cuando terminaron de ordenar los escritorios y se preparaban para dormir, Lucas se decidió a hablarles a sus amigos del otro asunto que lo preocupaba. Se había convencido que lo que se proponía hacer no podría realizarlo solo, y que si en alguien podía confiar, era en sus tres compañeros.
- Hay otro asunto del que quería hablarles – les dijo. – Es algo delicado, pero estoy seguro que ustedes podrán ayudarme.
- Por supuesto, – dijo Jan – lo que necesites.
- Gracias. Esto no se lo he dicho a nadie, excepto a mi amiga Diana, ya les he hablado de ella. Como saben, mi madre murió cuando era muy pequeño, - sus ojos se ensombrecieron al decir eso – y yo no pude conocerla. No tengo recuerdos de cómo era. O eso es lo que creo.
- No entiendo que quieres decir con eso, - dijo Fran - ¿La recuerdas o no?
- No concientemente – contestó Lucas – pero desde hace varios años he soñado con ella. Estamos juntos, jugamos. A veces me aconseja. Siento que me quiere mucho. Me ha ayudado mucho a soportar la soledad del palacio.
- Bueno, eso me parece normal – dijo Félix. – Todos necesitamos a nuestra madre, y tú sueñas con ella porque la extrañas.
- Pero es que realmente creo que es ella, – replicó Lucas – Y nunca he visto una holoimagen de su cara.
- Entonces no puedes estar seguro – dijo Jan. – Pero eso es fácil de solucionar. En los bases de datos del Colegio debe haber más de una imagen de ella. Mi madre me contó que fue una Emperatriz muy querida, al igual que lo era tu padre. Fue luego que ella murió que el Emperador se volvió… bueno, tú sabes. Podemos buscarla en el terminal que tenemos aquí.
Jan se levantó y comenzó a operar el teclado del terminal, buscando la sección apropiada. Los demás chicos se agrupaban a sus espaldas mirando el monitor, expectantes. Encontró el capítulo “Historia Reciente del Imperio” y avanzó hasta las biografías. Encontró lo que buscaba. Bajo el título “María Alexandra Eileina Opal, Emperatriz del Sistema Estelar de Antiqua” se podía ver una hermosa holoimagen que la mostraba en el momento de su matrimonio con el Emperador. La Emperatriz se veía radiante, opacando a todos los que estaban a su alrededor. Lucas sintió que sus ojos se humedecían al ver la imagen.
- ¿Es ella? – preguntó Jan.
- Sí – fue la única respuesta de Lucas.
- Eso es extraño – dijo Fran.
- No tanto – intervino Félix. – Lucas vio a su madre cuando era un bebé. Ahora no lo recuerda, pero su rostro quedó grabado en su subconsciente, después de todo, la madre es la persona más importante para un niño tan pequeño. Entonces ahora su subconsciente rescata esa imagen y hace que aparezca en sus sueños, cuando más ha necesitado su compañía. Me parece lógico.
- Yo también pensaba eso, – dijo Lucas – pero este último tiempo he tenido unos sueños muy peculiares.
Lucas contó su sueño de las tres puertas cuando su madre le entregó el prendedor, y cómo luego había recibido el mismo de su padre.
- Les aseguro que nunca había visto el prendedor, ni la insignia de la Cofradía. – dijo Lucas para terminar su relato.
- Ahora sí que no podrán negar que es extraño – dijo Fran.
- Mucho, la verdad, - acotó Félix – pero supongo que debe haber alguna explicación que no sea muy evidente. Quizás si la buscamos podamos encontrarla.
- Tal vez, pero ahora surgió otra cosa – dijo Lucas, y les relató el sueño que tuvo después del episodio en la caverna del ursus. Luego les contó la conversación que tuvo con Hugo acerca de las Tres Medallas, y cómo era evidente para él que estaban relacionadas con sus sueños.
- Vaya, - dijo Fran – esto realmente se pone cada vez más misterioso.
- Pero estoy seguro que podré encontrar respuestas en el Acta de Fundación que mencionó Hugo – siguió Lucas – Sólo debo tener la oportunidad de leerla un momento.
- Pero Hugo tiene razón cuando dice que nunca te dejarán hacerlo – dijo Jan. – Debe ser un libro muy valioso y no lo expondrán a que se deteriore de ninguna manera.
- Ya lo sé – respondió Lucas. – Es por eso que necesito su ayuda. Quiero que me ayuden a sacar ese libro de donde está guardado.
- ¿¿Queeé?? – preguntaron los tres chicos al mismo tiempo. La sorpresa se reflejaba claramente en sus rostros.
- ¡No pongan esa cara! - exclamó Lucas al verlos - No les estoy pidiendo que lo robemos; sólo quiero poder leerlo y luego lo regresaremos, ni siquiera lo sacaremos del Salón de Honor.
- ¡Podrían expulsarnos por eso! – protestó Félix.
- No pasará nada, lo he pensado bien – dijo Lucas. - Entraremos de noche, cuando todos estén durmiendo. Dos de ustedes se quedarán vigilando en los pasillos, y yo con el otro entraremos al Salón. Sacaremos el libro, lo leeré y lo regresaré. No creo que nos tome más de una hora. Aún tenemos los intercomunicadores que nos dio Eneas. Los usaremos y no habrá problemas.
- No me gusta, – dijo Félix – hay muchas cosas que podrían salir mal.
- A mí me encanta – dijo en cambio Fran, con una sonrisa en la cara. – Debemos hacerlo, por nuestro amigo. Vamos, no me miren así, ustedes están tan intrigados como yo con este asunto. No podemos renunciar a la oportunidad de aclararlo. Es importante para Lucas.
- ¿Cuándo lo haríamos? – preguntó Jan, aún no muy convencido.
- Mañana en la noche sería perfecto – contestó Lucas. – Todos estarán aún comentando el resultado del Juicio de Réplica. Se han suspendido todas las actividades complementarias a las clases para que los alumnos puedan asistir al Aula Magna, así que todos se desocuparán temprano. No habrá grupos de estudio y probablemente la cena se sirva antes, luego de terminado el Juicio. No habrá nadie ocupando el Salón de Honor, ni los salones cercanos. A propósito, ¿alguno conoce el Salón de Honor? – Todos negaron con la cabeza – Bien, tendremos que ir a reconocerlo antes del Juicio.
- Espero que esto no haga que descuides la defensa de Gracia. Recuerda que ella cuenta contigo – dijo Félix.
- No te preocupes, - respondió Lucas – ya tenemos todo controlado. Nada fallará, estoy seguro que ganaremos.
Pero en su interior no estaba tan seguro.

Al día siguiente se levantaron muy temprano para ir a conocer el Salón de Honor antes que más alumnos estuvieran circulando. Decidieron no usar sus tarjetas de identificación para encontrarlo porque podían ser rastreadas, así que tuvieron que buscarlo durante un rato. Cuando llegaron, la puerta de entrada se encontraba cerrada.
- ¿Ven? - dijo Jan - Éste es el primer problema. No podemos usar nuestras tarjetas de identificación para abrir la puerta, porque quedará registrado.
- Podemos usar la tarjeta de alguien más – sugirió Fran.
- Eso ni pensarlo – respondió Lucas. – No podemos dejar que culpen a otra persona por esto. Debemos encontrar otra solución.
- Recuerdo un truco que usa Rigo en nuestra casa de Alfa – dijo Jan – para entrar en la sala donde nuestro padre guarda las provisiones. No me pregunten por qué lo hace. Cuando alguien abre la puerta, él coloca un bloqueo en el cerrojo, y si es un cerrojo simple, no detectará el truco. Si es de doble seguridad emitirá una alerta de falla.
- Me parece buena idea – dijo Fran. – Este cerrojo se ve bastante simple.
- Entonces eso haremos – dijo Lucas. – Jan, ¿qué podemos usar como bloqueo?
- Un trozo de alguna masa, o un plástico adhesivo, es lo que generalmente usa Rigo – contestó Jan.
- Yo me encargaré de eso; – dijo Fran – haré guardia después de clases hasta que alguien abra el Salón, y me las arreglaré para bloquear el cerrojo.
- Bien, está arreglado – dijo Lucas. – Ahora vamos a desayunar y luego a clases. Recuerden que en la tarde tendremos el Juicio de Réplica.
Félix, que había guardado silencio durante toda la conversación, dijo finalmente:
- Insisto que esto no me gusta nada.

Cuando aún faltaban veinte minutos para comenzar el Juicio de Réplica, el Aula magna se encontraba completamente llena. Todos los alumnos del Colegio se encontraban ahí, ocupando las tribunas. En el pasillo frente al escenario se había dispuesto una tribuna extra más pequeña, en la que se encontraban sentados los profesores y directivos del Colegio. El escenario estaba ocupado por una mesa larga con siete sillas, donde se sentarían los miembros del Consejo Escolar. Además había dos escritorios, uno a cada lado de la mesa, que ocuparían el representante del Comité de Elecciones y el representante del postulante objetado. Lucas esperaba muy nervioso bajo el escenario, acompañado de Félix. En ese momento Fran entró al Aula y se dirigió donde ellos se encontraban.
- Está hecho, - dijo – no fue tan difícil. Alguien de mantenimiento entró a limpiar después del almuerzo, y pude pegar un trozo de plástico en el cerrojo sin que se diera cuenta. Después cerró la puerta, y el cerrojo no emitió ninguna señal. Me acerqué y abrí para comprobar. Todo resultó perfecto.
- Excelente, – dijo Lucas – ahora me podré concentrar en el Juicio.
- ¿Cómo va todo? – preguntó Fran.
- Espero que bien, ya veremos – contestó Lucas. – En todo caso hicimos lo mejor que pudimos.
- Todo saldrá bien – dijo Félix.
Fran se fue a reunir con el resto del grupo en las tribunas. En ese momento entraron al escenario los miembros del Consejo Escolar, desde una puerta lateral. En el centro se encontraba Donai Elorret, fácilmente reconocible por ser el más alto de los siete. Además había tres alumnos de Alfa, dos de Nixia y uno de Piros, todos identificables por sus aspectos. Cuando se ubicaron en su mesa, subieron Lucas y Baldo Cruz.
Desde su asiento, el Rector Marius de La Torre golpeó tres veces el piso con su bastón, con lo que todos los alumnos y profesores se levantaron de sus asientos. Luego, al igual que en la ceremonia de inicio de año, entonaron el himno del Colegio Protocolar y volvieron a sentarse. Todos los espectadores permanecieron en silencio. Después de un momento uno de los consejeros nixianos, sentado a la derecha de Donai Elorret, se levantó, se aclaró la garganta, y dijo en voz alta, leyendo:
- ¡Comienza el Juicio de Réplica a favor de Gracia Aaleia, quien ha sido objetada como candidata a miembro del Consejo Escolar de nuestro querido Colegio Protocolar! ¡Donai Elorret preside!
Se levantó una serie de murmullos en las tribunas mientras el consejero se sentaba, que cesaron rápidamente cuando Donai Elorret se levantó.
- ¿Quién representa a Gracia Aaleia? – preguntó en voz alta.
- Este… yo… Lucas Laertes… señor – contestó Lucas muy nervioso, pues era la primera vez que hablaba en público. De las tribunas se escucharon varias risas disimuladas.
- ¿Quién representa al Comité de Elecciones? – preguntó Donai Elorret.
- Baldo Cruz – respondió el mismo Baldo.
Donai Elorret se sentó pero continuó hablando:
- Baldo, por favor lee el texto de la objeción.
Baldo tomó su visor flexible y leyó el Acta de Objeción que Lucas ya conocía. Cuando hubo concluido, se sentó frente a su escritorio y Donai Elorret esperó a que los murmullos terminaran antes de decir:
- Lucas, ¿Qué tienes que decir a la objeción leída?
Lucas tomó de su escritorio el visor con el argumento que había preparado con la ayuda de Félix. Comenzó a leer, muy ceremoniosamente:
- “Miembros del Consejo Escolar: Es mi deber alzar la voz ante la gran injusticia que se quiere cometer con nuestra compañera Gracia Aalelia… perdón Aletia… ¡perdón, Aaleia! Gracia Aaleia” – se escucharon varias risas de las tribunas. Lucas tomó un poco de agua del vaso que tenía en el escritorio para tratar de calmar sus nervios. – “Decir de ella que no nos puede representar constituye una afrenta no sólo a su persona, sino a todos los que estamos en este salón” – Lucas vio que el consejero de Piros trataba de disimular un bostezo. Continuó: - “Es por eso que al combatir este atropello, no sólo luchamos por Gracia, sino por todos los alumnos de nuestro Colegio que no tienen una voz que los represente. Estamos seguros que este intento de acallarlos no podrá prosperar, sino que se hundirá en su propia…” – un ruido repentino interrumpió a Lucas. Uno de lo consejeros de Alfa había tirado accidentalmente el puntero de notas con el que había estado jugando. Las risas de las tribunas ya no eran tan disimuladas. Donai Elorret aprovechó la interrupción para decir:
- Disculpa Lucas, pero ¿nos llevará a alguna parte toda esta palabrería?
- Sí, claro, en seguida – Lucas movió nerviosamente el cursor de su visor para saltarse la introducción. Siguió leyendo: - “Gracia Aaleia ha demostrado durante su estadía en el Colegio ser una de las mejores alumnas de su curso, obteniendo los primeros lugares en todos las materias. Es cierto que ella no ha ingresado a ninguna de las clases extras que profundizarían sus conocimientos, y donde seguramente tendría muy buenos resultados. Tal vez lo haga más adelante, o tal vez no. Pero negarle la posibilidad de ocupar el cargo de consejera es insinuar que todos aquellos que no pueden ingresar a esas clases son menos que el resto. Es negarles el derecho a que se escuche su voz en el Consejo. Es decir que en este Colegio existen alumnos de primera y de segunda categoría.” – Lucas hizo una pausa para tomar más agua. Unos cuantos aplausos se escucharon de diversas partes de las tribunas. – “No quiero ser desconfiado y pensar que existe el oculto motivo de dejar fuera de esta elección a Gracia porque es mujer. Eso sería desconocer la igualdad entre hombres y mujeres, ampliamente aceptada por nuestra sociedad. Es por eso que ahora le pido al Consejo Escolar, a nombre de Gracia y a nombre de todos nuestros compañeros menos destacados, que anule la objeción que tan arbitrariamente se ha levantado contra ella. Muchas gracias”
Cuando Lucas terminó de leer, una parte de los alumnos aplaudió animadamente, especialmente los de primer año y los amigos de Lucas. El resto lo hizo en forma moderada, haciendo gestos de aprobación con la cabeza. Eso le dio nueva confianza a Lucas, que se sentó a esperar la ronda de debate. Donai Elorret habló:
- Baldo puede ahora rebatir el argumento de Lucas.
- Gracias – dijo Baldo. – Es necesario que se entienda que el sentido de la representatividad que se les exige a los postulantes no es una cosa general, como ha expuesto Lucas. Se trata de algo concreto. En el Consejo hay quienes representan a los que serán diplomáticos, a los que se destacan en leyes, a los talleres científicos, a los talleres éticos. Pero no sabemos a quién quiere representar concretamente Gracia Aaleia.
- Eso me parece sensato – intervino uno de los consejeros nixianos. – Dinos, Lucas ¿a quién representa concretamente Gracia Aaleia?
- Pues ya lo dije. A todos, a los menos destacados – respondió Lucas.
- Eso es muy ambiguo – atacó Baldo. – los “menos destacados” no son ningún grupo. Trata de encontrar a alguien que admita que es uno de ellos.
- No lo admitirían, porque no tienen quién los represente – se defendió Lucas. – Ése es el papel que quiere representar Gracia.
- No lo admitirían, porque sería admitir el fracaso – siguió Baldo. – Quién ingresa a este Colegio lo hace para dirigir gobiernos, para ocupar cargos políticos, para ser embajadores. Los alumnos de este Colegio deben ser destacados; si no en todo, en algún área que puedan desarrollar luego profesionalmente. Gracia no se destaca en ningún área, y por eso no puede representar a los alumnos de este Colegio.
- ¡¿Cómo puedes decir que ella no se destaca?! - Lucas estaba tan enojado que casi no se podía contener - ¡Sólo es cosa de leer sus antecedentes! - buscó en su visor y empezó a enumerar mientras leía - ¡Primer lugar en Leyes! ¡Sobresaliente en Pensamiento Ético! ¡Primer lugar en Principios de Diplomacia! ¡Primer lugar en Lenguaje! ¡Tiene el récord del Colegio en la carrera de diez mil metros! ¡Destacada en Ciencias! ¡Excelente presentación! ¡Nativa del planet…! - de pronto Lucas detuvo su lectura en seco y se quedó inmóvil. Todos los espectadores, incluyendo a los profesores y al Rector, habían seguido la discusión con mucho interés, y ahora se encontraban expectantes a Lucas. También Baldo Cruz lo miraba extrañado, al igual que los consejeros. Después de unos segundos, Donai Elorret preguntó:
- Lucas ¿te encuentras bien? ¿Qué pasa?
Lucas aún estaba procesando la información que acababa de encontrar. Habían estado tan concentrados en los logros académicos de Gracia, que habían pasado por alto los antecedentes básicos. Miró hacia la tribuna y buscó entre los alumnos que lo miraban fijamente con cara de interrogación. Pronto encontró el rostro que buscaba. Allí estaba Gracia viéndolo plácidamente, con una sonrisa en los labios. Miró luego hacia la mesa del consejo y continuó hablando, pero lentamente, mientras ordenaba sus ideas:
- Y… además de destacar en todo esto, ella… Gracia… tiene todo el derecho a representar… porque como el Reglamento del Consejo Escolar dice… - Lucas empezó a buscar ansiosamente en su visor, hasta que dio con el capítulo adecuado – “Es deber del Comité de Elecciones velar porque los postulantes representen el más amplio espectro de razas, nacionalidades y tendencias intelectuales de nuestra sociedad que sea posib…”
- Ya sabemos eso, – interrumpió Baldo en forma impaciente – yo mismo lo cité en mi presentación. Dinos cuál es tu punto.
- Las nacionalidades, se refiere a los planetas; ése es mi punto – dijo Lucas tranquilamente. – En el consejo deben estar representados todos los planetas de nuestro Sistema.
- ¡Eso nunca ha sido un problema! - contraatacó Baldo - siempre tenemos varios candidatos de cada planeta - tomó su visor y se puso a leer. - Este año tenemos ocho candidatos de Alfa, cinco de Nixia, seis de Silvana, dos de Pegaso, cinco de Piros que es más que ningún otro año que yo recuerde.
- Pero en tu lista falta un planeta – dijo Lucas.
- No falta ningún planet… - ahora fue Baldo quién se interrumpió de pronto. Pensó unos segundos y luego se puso a buscar frenéticamente en su visor. Cuando encontró lo que buscaba se quedó mirándolo como si no creyera lo que veía. Donai Elorret preguntó en medio del silencio general:
- ¿Baldo, qué sucede?
Pero fue Lucas quien contestó:
- Gracia Aaleia es nativa de Eolia.
No se escuchaba ni un suspiro en el salón. Lucas miró a Donai Elorret, que se puso a consultar su propio visor flexible. Luego intercambió palabras con el resto de los consejeros en voz baja. Después de unos instantes Donai Elorret se levantó de su asiento, y declaró de forma solemne:
- Hemos determinado que Gracia Aaleia tiene pleno derecho a ser candidata al Consejo Escolar, para representar a su planeta Eolia. Se rechaza la objeción. El Juicio de Réplica ha terminado.
No hubo aplausos, pero comenzó un murmullo que pronto se convirtió en abiertas conversaciones en voz alta entre los alumnos. Todos comentaban lo sucedido. Descubrir que un nativo de Eolia estudiaba en el Colegio protocolar era como encontrar un ursus hibernando en la biblioteca. De pronto las conversaciones fueron interrumpidas por el ruido de tres bastonazos en el suelo. Cuando se hizo silencio, el Rector Marius de La Torre habló solemnemente desde su asiento:
- Una vez más la Dirección de este establecimiento ve con satisfacción y orgullo cómo sus alumnos son capaces de autogobernarse con sabiduría. Esto nos confirma que los futuros gobernantes de nuestro sistema saldrán de nuestras aulas con la mejor preparación. Quiero recordarles que según nuestra política ningún alumno puede ser acosado por su procedencia. La señorita Aaleia no debe ser molestada y debe permitírsele estudiar en forma tranquila. No son muchos los eolianos que han estudiado aquí, por eso nos enorgullece tenerla. Ahora pueden retirarse.
Marius de La Torre nuevamente golpeó tres veces el suelo con su bastón, y los chicos comenzaron a salir. Se formó un grupo en torno de Gracia y sus amigos, pero Fran los disolvió agitando las manos y diciendo:
- Ya, está bien, muévanse. Escucharon al Rector, por favor déjenla tranquila, no hay nada que ver.
Los hizo retirarse de a poco. En eso llegó Lucas hasta donde estaban. Gracia se le acercó y lo abrazó. Le dijo:
- ¡Muchas gracias Lucas! Lo hiciste muy bien. Estaba segura que lo lograrías.
- ¿Por qué no me dijiste que eres de Eolia? – fue la respuesta de Lucas.
- Te lo escribí. En mi biografía estaba todo – respondió la chica.
- ¡En una esquina, con letra pequeña! - se quejó Lucas – Debiste avisarme, habría sido más sencillo.
- Pero ya ves que no era necesario. Tú solo encontraste la manera de ganar este juicio. – Gracia le besó la mejilla – Confiaba que lo lograrías, nunca dudé de ti. Ahora iremos a cenar, ¿vienen?
Gracia salió con sus amigas. El resto del grupo se puso a felicitar a Lucas por su triunfo. También reconocieron la ayuda de Félix. Hugo, Rigo y Néstor se despidieron y salieron del salón. Ya sólo quedaban Lucas, Jan, Fran y Félix. Éste último dijo:
- Es mejor que nosotros también vayamos a cenar.
- Es cierto, - respondió Lucas – esta noche tendremos trabajo que hacer.
Salieron del Aula Magna, que aparentemente se encontraba vacía. Lo que los chicos no vieron era que Julius Fedorus estaba escuchando detrás de la tribuna más cercana, y había puesto especial atención a esta última frase.



© 2011 Marcos Scotti D.

2 comentarios:

  1. Bueno, antes que nada decir que siento mucho no haber leído hasta hoy... El escritorio de blogger me ha ido mal estos días y algunas cosas no me han aparecido...

    En cuanto al capítulo: me encanta cómo vas narrando la vida en el colegio, aunque quizás echo de menos algo de más información de clases, pero eso es otra cosa jaja. El juicio ha sido muy interesante, ver cómo Lucas se las apaña hablando con otra gente y en público... Sólo espero que a Gracia se la elija (aunque parece que tiene todas las papeletas jeje)

    En definitiva, muy buen capi ^^

    ¡Un saludo!

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  2. Hola Elisa, lo siento yo ahora por tardar en responderte. Te cuento que ahora último me ha pasado lo mismo con el escritorio de Blogger, aunque esa no es la excusa.

    Te cuento que, aunque la novela no es ni autobiográfica ni autorreferente, hice que Lucas se las arreglara bien para hablar a pesar de sus nervios, para pasar una tranca que tengo desde hace tiempo, cuando quedé totalmente en blanco una vez que tuve que hablar frente a todo el colegio, la mayor verguenza pública de mi vida.

    Respecto a Gracia, como se dice, ella no da puntada sin hilo.

    Un saludo para tí también.

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